03 septiembre 2007

Quicote, el del gran... corazón

Hace mucho que no escribo, me suele pasar cuando tengo muchas cosas que contar. Es contradictorio, pero tiene su sentido; en mi caso siento como que se me acumulan y agolpan las ideas, y acabo por agobiarme, y lo dejo. Y me arrepiento porque al final dejo de lado cosas que me gustaría contar.
Bueno, retomando mi blog, que fue abandonado hace un mes y medio, empezaré por hablar de lo que más me ha llenado este verano.
Todo empezó el verano pasado, cuando sin darnos cuenta, el grupo de gente de mi edad, en la playa donde veraneo (Aguamarina - Campoamor), se fusionó con gente unos años mayores que nosotros. El resultado fue muy positivo, con gente de edades comprendidas entre los 19 y 23 años (con excepciones tanto por arriba como por abajo), lo cual nos vino muy bien y ese, se puede decir que fue uno de los mejores veranos que recuerdo.
Fue entonces cuando conocí a Quique, el mayor del grupo, un personajillo muy cómico y cariñoso. No llegué a intimar mucho con él, pero por suerte, mantuvimos el contacto durante todo el año, fortaleciendo nuestra amistad...
Hasta hoy. Y ahora es el que considero mi mejor amigo. El simple hecho de pensar en él me provoca una sonrisa y solo me trae buenos recuerdos a la mente, es para mi una persona muy especial, con él conecto perfectamente y siempre nos entendemos. Es un gran pilar en mi vida, a veces siento que dependo mucho de él... pero en el buen sentido de la amistad, de necesitar contárselo todo y de saber todo lo que piensa sobre lo que hago. Éste ha sido un verano muy especial para mi gracias a él, a que, aunque hayamos estado juntos apenas dos semanas, nuestra complicidad y amistad se ha incrementado, y ahora lo voy a echar mucho de menos...

Siempre hay personas que hacen que la vida merezca la pena, y ésta es una de ellas.

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